sábado, 4 de enero de 2020

Precisiones sobre la Archidiócesis Primada y el santuario de Guadalupe

Los medios de comunicación informan de que el Vaticano ha nombrado nuevo arzobispo de Toledo al actual obispo de Coria-Cáceres, Francisco Cerro. El cacereño sustituirá al frente de la Archidiócesis Primada de España al que ha sido su titular durante los últimos diez años, monseñor Braulio Rodríguez Plaza, que tuvo que poner su cargo a disposición de la Santa Sede al cumplir los 75 años, según estipula la normativa vigente. Algunos medios recalcan que don Braulio es el único Primado que no ha sido creado cardenal durante los últimos siglos. En realidad hubo varios (Desde fray Bartolomé de Carranza en el S. XVI, que no fue cardenal por su proceso inquisitorial, tampoco han formado parte del Sacro Colegio Cardenalicio los arzobispos García Loaysa, en el S. XVI, que falleció de improviso, Francisco Valero en el XVIII, Pedro González, nombrado por Isabel II pero no reconocido por la Santa Sede, y fray Cirilo de Alameda, que se alineó con el bando carlista en las guerras civiles del S. XIX).

El papa Francisco, como buen jesuita, no da puntada sin hilo, con lo que el nombramiento para la Sede Primada del actual obispo de Coria-Cáceres (una diócesis que fue sufragánea de la Archidiócesis de Toledo hasta su traspaso en 1994 a la nueva archidiócesis de Mérida-Badajoz) podría interpretarse como un posible respaldo a las reivindicaciones "extremeñistas" que reivindican la "devolución" a Extremadura del santuario de la Virgen de Guadalupe, patrona de la región, que depende de la Archidiócesis Primada de España. Pero cierto es que el papa nunca se ha pronunciado al respecto.

Real Monasterio de Guadalupe

Es posible que mucha gente se extrañe de la adscripción a Toledo de un santuario ubicado en un pueblo de la provincia de Cáceres. Esto se debe a que una cosa es la división provincial de España, creada a comienzos del S. XIX, y otra diferente la división eclesiástica, mucho más antigua y cuyos límites no tienen por qué corresponder con los de las provincias civiles.

La Geografía Política divide España en cincuenta y dos provincias (desde 1833, según la vigente organización provincial de Javier de Burgos) que a su vez se agrupan en diecisiete comunidades autónomas, más dos ciudades autónomas. Sin embargo en Geografía Eclesiástica existen setenta diócesis y archidiócesis que se agrupan en catorce provincias eclesiásticas, cada una de las cuales está formada por una archidiócesis (con su arzobispo metropolitano) y varias diócesis sufragáneas (con sus respectivos obispos) que dependen de la primera. Es más que evidente que el mapa de las cincuenta y seis diócesis y las catorce archidiócesis de España no se corresponde a la división provincial civil.

De hecho, casi una treintena de obispados españoles no tienen su sede y su catedral en capitales de provincia (aunque algunos han trasladado su residencia ordinaria y curia a la capital más próxima, creando allí una concatedral) y evidentemente, sus límites territoriales son diferentes a los de las provincias. Como se ha dicho, los setenta obispados y arzobispados se agrupan en catorce provincias eclesiásticas, de las cuales sólo tres, las de Madrid, Barcelona y Valladolid, no se extienden por territorio de varias comunidades autónomas.


                                   Mapa de las 14 provincias eclesiásticas de España

Aclarado esto, llegamos al caso del santuario de Guadalupe, objeto de una reivindicación nacionalista desde la comunidad autónoma de Extremadura y el movimiento GuadalupEx, que desde hace años piden su "devolución". Entrecomillo "devolución" porque no se puede devolver lo que nunca se ha tenido. Desde su fundación en 1340 por el rey  Alfonso XI de Castilla (como agradecimiento por la victoria de Castilla y Portugal en la batalla del Salado sobre los invasores benimerines), el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe ha dependido de la Archidiócesis de Toledo, por ser un Real Sitio vinculado históricamente a la Sede Primada desde su creación. Allí reposan (en lugar de hacerlo en la Capilla de Reyes de la Catedral de Toledo) el rey Enrique IV de Castilla, su madre la reina María de Trastámara, y también Juana Enríquez, hija de Enrique II de Trastámara, y su marido el príncipe Dionisio de Portugal.

No es sólo el santuario de Guadalupe el que depende de la Sede Primada. La Provincia Eclesiástica de Toledo está formada por su propia archidiócesis y por cuatro diócesis sufragáneas: Sigüenza (Guadalajara), Albacete, Ciudad Real y Cuenca. No obstante, a la archidiócesis de Toledo siguen perteneciendo, por razones de historia y tradición, además de por proximidad, las parroquias de los siguientes municipios: Alía (Cáceres) y sus pedanías La Calera, Pantano de Cíjara y Puerto del Rey, Baterno (Badajoz), Bohonal de Ibor (Cáceres), Capilla (Badajoz), Carrascalejo (Cáceres), Casas de D. Pedro (Badajoz), Castañar de Ibor (Cáceres),  Castilblanco (Badajoz), Fuenlabrada de los Montes (Badajoz), Garbayuela (Badajoz), Garlitos (Badajoz), Garvín (Cáceres), Guadalupe (Cáceres), Helechosa de los Montes (Badajoz) y su pedanía Bohonal de los Montes, Herrera del Duque (Badajoz) y su pedanía Pedroche, Navalvillar de Ibor (Cáceres), Peñalsordo (Badajoz), Peraleda de San Román (Cáceres), Puebla de Alcocer (Badajoz), Risco (Badajoz), Siruela (Badajoz), Talarrubias (Badajoz), Tamurejo (Badajoz), Valdecaballeros (Badajoz), Valdelacasa de Tajo (Cáceres), Villar del Pedroso (Cáceres) y su pedanía Navatrasierra, Villarta de los Montes (Badajoz), y Zarza Capilla (Badajoz). Todos estos pueblos se agrupan en tres arciprestazgos, el de Guadalupe (CC.) y los de Herrera del Duque y Puebla de Alcocer (BA.), que junto a otros siete forman la vicaría de Talavera, una de las cuatro que integran la archidiócesis primada.


Por su parte, los defensores de la "devolución" de Guadalupe, que justifican porque está en la provincia civil de Cáceres, ignoran o se callan interesadamente que las diócesis extremeñas también poseen territorios fuera de su ámbito civil. Podemos citar la diócesis de Plasencia (Cáceres) a la cual pertenecen no sólo catorce pueblos de la vecina provincia de Badajoz, sino también otros casi treinta pueblos de la comunidad autónoma de Castilla y León, concretamente de la provincia de Salamanca: Béjar, Candelario, Cantagallo, El Tejado, Fresnedoso de Béjar, Fuentebuena, Fuentes de Béjar, La Cabeza de Béjar, La Hoya, Ledrada, Nava de Béjar, Navacarros, Navalmoral de Béjar, Navamorales, Palomares de Béjar, Peromingo, Puebla de San Medel, Puente del Congosto, Puerto de Béjar, San Medel, Sanchotello, Santibáñez de Béjar, Sorihuela, Valdelacasa, Valdesangil, Valleja de Riofrío y Valverde de Valdelacasa. 


¿Los van a "devolver" también a Castilla y León? ¿Van a unificar en una sola las actuales diócesis de Plasencia y de Coria para que la resultante se ajuste a los límites de la provincia civil de Cáceres? 

¿O es que la justificación de que "está en la provincia de Cáceres" vale para pedir el traspaso de Guadalupe, pero no para traspasar al obispado de Salamanca todos pueblos salmantinos adscritos a la diócesis cacereña de Plasencia, o al de Badajoz los que le corresponderían? ¿Hay una doble vara de medir?

En 2010 la Asamblea regional de Extremadura firmó una declaración institucional reivindicando el control por la iglesia extremeña del santuario guadalupense. Y hace poco más de un año, el presidente de la comunidad autónoma de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, acudió al Vaticano para pedir al papa la transferencia de Guadalupe a algún obispado de Extremadura, y declaró que "No es normal, es una anomalía que una región tenga una patrona, y que resulte que esa patrona y su demarcación territorial dependa de otra comunidad autónoma". Y agregó: "No hay ningún lugar en el mundo donde un territorio tenga una patrona que pertenezca a otro territorio".

Imagen, sin manto, de la Virgen de Guadalupe

En realidad el señor Fernández Vara se metió en camisa de once ídems, porque ni la autoridad política tiene competencias para regular la Administración y Geografía Eclesiásticas, ni es cierto en absoluto el argumento que le presentó al papa Francisco, como se puede comprobar a continuación: ¡Claro que hay lugares en el mundo con una patrona que pertenece a otro territorio! 

En España, por ejemplo podemos mencionar el caso de la Virgen de la Candelaria, patrona de las Islas Canarias, en su santuario de Candelaria, isla de Tenerife. Las dos diócesis Canarias son sufragáneas del Arzobispado de Sevilla, y no parece que a los canarios les moleste u ofenda el hecho de pertenecer a la provincia eclesiástica Hispalense. Como tampoco parece molestarles a los fieles de la Virgen de la Arrixaca, patrona del antiguo Reino de Murcia, que su diócesis pertenezca a la provincia eclesiástica Iliberitana (Granada). O los de la Virgen de la Bien Aparecida, patrona de Cantabria, que pertenece a la provincia eclesiástica de Oviedo. Tampoco parece molestar a los fieles de la Virgen de Valvanera, patrona de La Rioja, su adscripción a la provincia eclesiástica de Pamplona. Ni tampoco se ofenden los fieles de la diócesis de Ciudad Rodrigo porque su patrona sea la Virgen de la Peña de Francia, cuyo santuario se ubica en El Cabaco, pueblo de la vecina diócesis de Salamanca. Y podrían citarse más ejemplos: La Virgen de África, patrona de Ceuta y dependiente de la provincia eclesiástica hispalense (Sevilla); la de la Victoria, patrona de Melilla y dependiente de la provincia eclesiástica de Granada; la de la Salud, patrona de Palma de Mallorca y dependiente de la provincia eclesiástica de Valencia. ¿Y qué decir de la Virgen de Meritxell, que es la patrona de otro país, el Principado de Andorra, pero está adscrita al obispado de Urgel (en la provincia civil de Lérida) y a la provincia eclesiástica de Tarragona? Similar es el caso de la Madonna della Consolazione, en la República de San Marino, cuyo santuario y diócesis son sufragáneos del Arzobispo de Rávena-Cervia, en la vecina Italia.

La existencia de santuarios que pertenecen a provincias eclesiásticas con sede metropolitana en una provincia civil distinta no es la anomalía que se nos quiere vender; ocurre, además de en Guadalupe, en diferentes lugares de España y del resto del mundo. Y la existencia de obispados cuyos límites no se corresponden con la geografía política del lugar también es algo aún más común y más normal. Y eso puede que no lo sepa el presidente de Extremadura, que supongo se habrá sumado a la reivindicación por populismo, de cara a sus electores, pero sí lo sabe el Papa. Y por supuesto, también lo sabe el hasta ahora obispo de Coria-Cáceres, pese a que en su día se sumó a la reivindicación del traspaso de Guadalupe.


Como también saben el Papa y el Obispo de Coria que, cuando en tiempos de Alfonso XIII (1907) la Santa Sede aprobó la declaración del patronazgo y la recuperación -tras la desamortización- del Real Monasterio de Guadalupe, (que se entregó en 1908 a los Franciscanos tras haber pertenecido a los Jerónimos, hasta 1835), se pactó y firmó expresamente la continuidad de su pertenencia a la archidiócesis toledana. Es lógico que una devoción mariana coronada canónicamente como Regina Hispaniarum (Reina de las Españas) esté vinculada a la sede del Arzobispo Primado de las Españas.


¿Es incompatible el hecho de que la virgen de Guadalupe sea la patrona de Extremadura con su adscripción a la provincia eclesiástica toledana? Preguntado a tal respecto, monseñor Ángel Rubio, extremeño y además natural de Guadalupe, que fue obispo de Segovia, y antes, obispo auxiliar de Toledo, declaró en su día (ABC, 06-03-2005) que no se puede entender la historia, el arte y la devoción mariana de Guadalupe "sin la presencia de los arzobispos de Toledo", y que "es mucho más importante que los arzobispos de Toledo lleven el título bien merecido de cardenales o arzobispos de Santa María de Guadalupe, por la presencia constante, el peso de la historia y el amor, bien demostrado, a Guadalupe". También declaró que "Toledo y Guadalupe son inseparables". Señores políticos: ¿el obispo Ángel Rubio es un mal extremeño y mal guadalupense por considerar que la toledanidad de Guadalupe no sólo no la perjudica, sino que la enriquece?


Estoy seguro de que tanto el papa Francisco como el anterior obispo de Coria y nuevo arzobispo de Toledo saben sobradamente que la politizada y populista reivindicación del movimiento GuadalupEx (creado en 2009 con el único fin de integrar en la provincia eclesiástica de Mérida-Badajoz el santuario de Guadalupe y los pueblos extremeños de la archidiócesis primada) no tiene razón de ser,  ni desde el punto de vista histórico, ni desde el de la Geografía Eclesiástica o la Mariología. Así pues ¿qué van a hacer? ¿Darán el brazo a torcer ante los políticos extremeños y ante quienes se empeñan en una reivindicación populista-nacionalista que poco o nada tiene que ver con el culto mariano en sí mismo? ¿Abrirán la puerta para que, a partir de ahora, cualquier político local se crea con derecho a interferir en la organización territorial de la Iglesia y a pedir el cambio de sus límites o de cualquier otro asunto interno que no sea de su competencia? ¿Se mantendrá la debida separación entre las competencias de la Iglesia y las competencias del Estado (aquello de "Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios")? ¿Cederán a la presión, creando un peligroso precedente?


Confiemos en que prime la sensatez. Es muy triste que en estos tiempos convulsos en que el nacionalismo separador y excluyente resurge con virulencia, las ansias de división y de enfrentamiento que aparecen por doquier hayan llegado también al extremo de querer disgregar un territorio, el toledano-guadalupense, y a sus fieles, cuando siempre hubo unidad desde la creación del santuario hace siete siglos.


Para saber más: 

División eclesiástica de España
Declaraciones de monseñor Ángel Rubio sobre Guadalupe
Historia del monasterio de Guadalupe, en su web oficial
El presidente de Extremadura pide al Papa el traspaso de Guadalupe
"Lo que no deben hacer los políticos es meterse donde no les llaman", declara el Primado
El obispo de Coria, Francisco Cerro, insiste en reclamar Guadalupe
Después de que el obispo de Coria reivindique Guadalupe, también lo pide para sí el de Plasencia