miércoles, 25 de mayo de 2016

Celebramos el Día de Toledo

En tal día como hoy, un 25 de Mayo de 1085, día de S. UrbanoAlfonso VI "el Bravo", rey de León, de Galicia y de Castilla reconquistaba sin derramamiento de sangre la antigua capital de la Hispania Visigoda, pactando su entrega con el emir Al-Cádir (al que reubicó en el trono de Valencia, en sustitución de Utmán ben Abu-Bakr), y comprometiéndose a respetar los derechos de las minorías (judíos, musulmanes y cristianos mozárabes). La reincorporación de la antigua capital o Urbs Regia de los Visigodos supuso una inyección de moral que permitió el avance de la Reconquista al sur del Tajo, adentrándose en la submeseta Sur, lo que le permitiría poco después ir consolidando posiciones frente a los invasores Almorávides. 


                                     Alfonso VI, por Luis Martín de Vidales

Su llegada al trono fue conflictiva. El romancero nos recuerda el asesinato del su hermano Sancho II de Castilla a las puertas de Zamora, por el malvado Vellido Dolfos, asesinato que otro romance nos contaba que fue la causa de que el Cid tomase juramento al rey, en la burgalesa iglesia de Santa Gadea, de que no había tomado parte en el asesinato de su hermano, lo que provocó la ira de Alfonso y que desterrase al Campeador. 



Dejando la literatura aparte ¿qué hay de realidad en todo aquello? ¡Pues vaya usted a saber! La fuente principal (la Historia Roderici) no nos dice nada, así que hay tantas posibilidades a favor como en contra. Incluso pudo ser que Vellido Dolfos matase a don Sancho por iniciativa propia, para hacer méritos ante don Alfonso (Lo mismo que hicieron Potino y Aquilas matando a Pompeyo para lucirse ante Julio César. Claro, que a ellos les salió mal la jugada, porque César apreciaba  sinceramente a su rival Pompeyo, y cuando se enteró los hizo ejecutar).


Pero volvamos a Alfonso VI. Se le ha criticado que no respetara el pacto con los musulmanes toledanos y al poco les quitase la mezquita mayor y la convirtiese en Catedral. Hay que matizar. En primer lugar, la mezquita mayor había sido antes la catedral (de los visigodos, aquella en la que se apareció la Virgen a San Ildefonso, según la tradición), con lo que la presunta usurpación era, en realidad, una recuperación de uso. En segundo lugar, la decisión fue tomada en realidad por la reina Doña Constanza de Borgoña y el Arzobispo Don Bernardo de Sédirac (en ausencia del Rey Alfonso, que se hallaba en Sahagún). Ambos venían de Francia, no conocían el fenómeno del mudejarismo y no considerasen que hubiese que tener con ellos tantas contemplaciones como suponía respetarles el culto en la mezquita aljama. Cuando el rey se enteró entró en cólera y regresó a uña de caballo dispuesto a dar un ejemplar castigo a ambos, por romper la palabra real dada a los mudéjares. Las fuentes nos cuentan una bella historia: El alfaquí Abu Walid, comisionado por su gente, salió al encuentro del Rey Alfonso antes de que llegase a Toledo, le apaciguó, le eximió de la palabra dada en lo referido a la Mezquita Mayor, y negociaron un nuevo acuerdo. Por sus méritos como negociador e intermediario entre musulmanes y cristianos, cuando dos siglos después se construyó la capilla mayor de la nueva catedral gótica, se puso su efigie (la de Abu Walid), en el lugar de honor, en el presbiterio, a la derecha según se mira. Allí sigue todavía, entre la reina y el arzobispo.

El alfaquí Abu Walid


Esta leyenda, transmitida por los toledanos de generación en generación, no se encuentra sólo en Toledo capital. En la iglesia de la localidad ciudadrealeña de Arroba de los Montes se encontraron hace años unas pinturas medievales, que llevaban siglos tapadas con yeso. Al picarlo aparecieron las representaciones de toda aquella tradición.

¿Y por qué digo que es el Día de Toledo? En realidad el aniversario de la efeméride se consideró como tal en otros tiempos, celebrándose con mayor o menor fortuna diferentes actividades de caracter cívico, festivo y cultural, según el momento. La última vez que fue fiesta local fue el año 1985, durante el primer mandato como alcalde del socialista Joaquín Sánchez Garrido. En otras épocas lo ha celebrado la Diputación Provincial, bajo la denominación de Día de la Provincia. Actualmente la única celebración que recuerda la efeméride es que los funcionarios del Ayuntamiento hacen fiesta, pero -paradójica y lamentablemente- no se celebra de manera oficial ni por la Corporación Municipal ni por la Provincial.

                                           Alfonso VI, junto a la Puerta de Bisagra

Teniendo en cuenta que los municipios eligen dos días festivos anuales de carácter local, y que durante los últimos años a la fiesta tradicional de S. Ildefonso se ha sumado (en sustitución del Corpus, que vuelve a ser fiesta regional) el lunes de Pascua, cuya celebración es típica en Cataluña, Valencia, Aragón y Navarra, pero no en tierras castellanas, no sería mala idea que el Ayuntamiento toledano eliminase esa fiesta religiosa (sin ninguna tradición local, ni siquiera regional), y la sustituyese, recuperándolo, por el 25 de Mayo, reinstaurando el Día de Toledo como fiesta cívica, laica y multicultural, en recuerdo del soberano de las Tres Religiones que recuperó, pacíficamente, sin derramamiento de sangre y dialogando con las partes implicadas, la capital de sus predesores hispanogodos.

1 comentario:

  1. Aplaudo tu idea y espero que una alcaldesa tan toledana y toledanista como la que tenemos, recoja tu iniciativa y tengamos fiesta local este día tan señalado de la historia de la ciudad.

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