Recientemente he leído un interesante post publicado en el magnífico blog de Enseñanza
XarxaTIC, en el cual el profesor Jordi Martí trata sobre las leyes educativas sufridas por los españolitos durante el
último medio siglo, y reivindica la Ley de Villar-Palasí (el inventor de la
EGB, el BUP y el COU), considerándola mejor en casi todo que las posteriores.
Si mis lectores también piensan que los graduados de la antigua EGB y los titulados en BUP o en FP2 de antaño tenían muchísimos
más conocimientos y mejor cultura general que los hijos de la LOGSE de hogaño, o simplemente, desean saber lo pedagógicamente innovadora y moderna que era, en su contexto, la Ley Villar-Palasí, será de su agrado leer este artículo. http://www.xarxatic.com/con-la-de-leyes-educativas-que-nos-podriamos-haber-ahorrado/
Esto que sigue ya es una opinión personal:
Aquel sistema educativo (EGB-BUP-COU) fue manifiestamente mejor en muchos
aspectos que lo que vino después: la nefasta ESO, el microbachillerato de dos
años, y la eliminación del curso preparatorio a la universidad, que pusieron y
siguen poniendo en la calle a multitudes de analfabetos funcionales que han
colocado a nuestro país en puestos de sonrojo en las estadísticas mundiales.
Muchos no saben ni escribir correctamente, no leen ni por casualidad, y al
llegar a la universidad, han hecho a su vez bajar el nivel educativo a puestos ínfimos e intolerables en un país que se dice civilizado. Tras el paso de los hijos de la LOGSE por
la enseñanza superior podemos ver que el problema continúa, egresando nuevos
docentes y profesionales que malamente pueden aportar o enseñar nada a las siguientes generaciones.
Afortunadamente no son todos (no caeré en el error de generalizar, hay actualmente muchos jóvenes bien preparados y buenos profesionales), pero con
los muchos que son (y que seguirán siendo), tenemos un gravísimo problema.
La reforma de la universidad
realizada con motivo del “Plan Bolonia” acabó de fastidiarlo: Están saliendo
graduados de cuatro años con menos conocimientos que los antiguos diplomados de
tres, los actuales másteres no acaban de conseguir en muchas titulaciones
aportar lo mismo que las antiguas ingenierías y licenciaturas, se han producido conflictos de competencias en algunas carreras con los colegios profesionales, y el doctorado
se ha reducido a la mínima expresión al haberse eliminado los dos cursos de
docencia previos a la elaboración de la tesis y la preparación investigadora
que se obtenía con la realización de la tesina, que a su vez permitía obtener
el también eliminado Diploma de Estudios Avanzados.
Sin duda es necesario sin más dilación un pacto de
Estado entre todos los partidos con representación parlamentaria que arregle la
catástrofe que supone el actual sistema educativo, tanto en la enseñanza obligatoria como en el Bachillerato y la Universidad. ¿Lo veremos? Ojalá. Que Atenea ilumine a nuestros políticos.
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