lunes, 21 de junio de 2021

Sobre toponimia monumental: el caso de la Torre de Antequera y la Puerta de Almofala

 Cuando a un monumento desaparecido se le pierde la pista con el paso de los siglos, es posible que sea incorrectamente identificado y que, cuando se logre hacerlo correctamente, por desidia o desconocimiento siga identificándosele incorrectamente. Esto es lo que pasó en Toledo con la Puerta de Alfonso VI, que fue incorrectamente identificada con las puertas medievales de Bisagra y de la Granja, sin ser ninguna de ellas, pese a lo cual sigue siendo denominada con demasiada frecuencia como Puerta Vieja (o antigua) de Bisagra, pese a haber pasado un siglo desde que se demostró que no lo era.

Lo mismo sucede con la Puerta de Almofala, que estuvo siglos desaparecida, y fue confundida con la vecina Torre de Antequera, que hoy día sigue apareciendo en mapas, callejeros y documentación oficial bajo el nombre erróneo de Almofala, pese a que la verdadera Puerta de Almofala fue identificada arqueológicamente allá por el año 2001, en lo que hasta entonces se tenía como por un simple torreón lateral a la Puerta Nueva.

Empecemos por el principio: Lo que la documentación medieval llama Puerta de Almofala es una de las puertas desaparecidas que se abrían en las cercanías del puente de Alcántara, en estos arrabales. Otra próxima, cuya ubicación no ha podido localizarse aún, era la de Atefalín (Bab el-Tefalín, o Puerta de los Grederos, es decir, los mercaderes de greda, un tipo de arcilla muy valorada), puerta que a veces se ha sugerido que era la que después se llamó Puerta de Perpiñán, cuyos restos quedaron bajo el Miradero.

En realidad, el nombre en castellano romanceado de Puerta de Almofala (en alguna ocasión ha aparecido como de Almohada) deriva del árabe Bab al-Mojahda, que significa Puerta del Vado, ya que era el camino más directo para salir de la ciudad para cruzar el Tajo por una zona poco profunda en la que podía ser vadeado sin muchos problemas -el llamado "Río Llano", a la altura de la desaparecida Isla de Antolínez-, sin necesidad de utilizar el puente de Alcántara, que se alza aguas abajo a medio kilómetro. La Puerta de Almofala, o del Vado, debió de construirse en el S. XI, si es que no es anterior, y se estuvo utilizando al menos hasta el XV.

La continua acumulación de sedimentos procedentes de las crecidas del río, unidos a las basuras que se echaban por encima de la muralla, causaron un reiterado crecimiento del nivel de la calle en varios metros, lo que causó que la muralla perdiese la mitad de su altura original y que la puerta quedase tapada. En algún momento, las autoridades municipales decidieron no molestarse en continuar despejándola y bajando el nivel, dado que iba a volver a recrecer en la próxima crecida del Tajo, así que, finalmente, la Puerta de Almofala, o del Vado, fue definitivamente cerrada y quedó olvidada bajo toneladas de tierra, quedando a la vista su parte superior, que pasó a parecer un torreón más de los que hay en esa parte de la muralla.


La Puerta de Almofala o del Vado. Apréciese la parte superior (sobre el nivel actual de la calle) y la parte soterrada.            (Ruiz, A. y J. Fernández, 2009), vid. Bibliografía

Videoreconstrucción de la Puerta de Almofala o del Vado, por la empresa Revives. A la izquierda, la Puerta Nueva.

Pero seguía siendo necesario que en la muralla existiese una puerta para dar salida al vado desde la plaza de San Isidoro, en el arrabal de la Antequeruela. Por ello se abrió un hueco en la muralla, al lado izquierdo de donde estaba la puerta de Almofala, pero varios metros más arriba, ya a la altura del nuevo nivel de la calle. Dicha apertura pasó a denominarse, por motivos obvios, Puerta Nueva, denominación que aparece en documentos del S. XVI en adelante, lo que nos ayuda a datar el momento en que se debió abrir la misma para sustituir a la de Almofala o del Vado: entre 1442 (la última vez que se documenta el uso del término Puerta de Almofala) y 1576 (la primera vez que se documenta el término Puerta Nueva), 

Reconstrucción de la Puerta de Almofala o del Vado, por David Utrilla. A la izquierda, la Puerta Nueva, abierta en el S. XVI sobre el actual nivel de la calle.

En la misma calle que rodea la muralla de la Antequeruela, poco más de cien metros a la derecha de la Puerta Nueva, se encuentra una gran torre albarrana mudéjar. En Arquitectura militar, una torre albarrana (del árabe al-barrana, "la de fuera") es aquella que se construye no en la misma muralla, sino adosada perpendicularmente a la misma, o bien unida por un arco, pasarela o puente, para usarse como defensa o como atalaya. La torre albarrana a que se alude parece que fue construida en el S. XIII. Su nombre es Torre de Antequera, aunque a veces aparece como de la Antequeruela, el nombre del barrio. Un arrabal modesto, como lo eran todos, en donde vivían mayoritariamente los moriscos, y que se dedicaban a actividades como la alfarería y otras pequeñas industrias.


Torre albarrana de Antequera (En Wikimedia)


Torre albarrana de Antequera (en Castillos.net)

Antequeruela es, evidentemente, un diminutivo, que significa "pequeña Antequera". Pero ¿qué relación tienen con esta localidad malagueña -situada a casi 400 Km. de Toledo- esta torre, y el barrio en la cual se ubica? Al parecer, no existe ninguna relación directa. En los años 70 del S. XX el académico D. Julio Porres escribió que el nombre del barrio y de la torre debían proceder de que la muralla fue reconstruida o restaurada en tiempos de la regencia de D. Fernando de Antequera "el Honesto", o bien por corrupción del término anticus, por ser, de los arrabales toledanos, el más antiguo, aunque esta segunda explicación no parece muy probable. 

Don Fernando fue un infante de Castilla, de la dinastía de los Trastámara, hijo del rey Juan I de Castilla y de la princesa Leonor de Aragón, que fue regente de la corona castellana entre 1406 y 1416, durante la minoría de edad de su sobrino Juan II, y que en 1412 sería elegido rey de Aragón, para suceder a su tío materno, Martín I el Humano, fallecido sin descendencia un par de años antes. La torre albarrana que restauró Don Fernando de Antequera acabó siendo llamada Torre de Antequera, que extendería su nombre también al barrio, que por entonces se conocía como arrabal de San Isidoro, por la parroquia que existía junto a la Puerta Nueva, por el lado interior de la muralla, en la Plaza de San Isidoro o de la Puerta Nueva.

Don Fernando de Antequera, regente de Castilla y rey de Aragón

Es más creíble pensar que la torre albarrana ya estaba en pie y el infante D. Fernando de Antequera la restauró, dado que parece haber consenso sobre su construcción en el S. XIII. Hay un documento que la menciona como "Torre Nueva" en 1256. No debe confundirse con la Puerta Nueva, que entonces no existía, ya que se abrió junto a la del Vado siglos después, a finales del XV o comienzos del XVI.

¿En qué momento se confundió la desaparecida Puerta de Almofala con la vecina Torre de Antequera? Parece que el error data de comienzos del S. XVII, cuando el reputado historiador Francisco de Pisa trató de identificar la desaparecida Puerta de Almofala (o del Vado), de los documentos antiguos, y la relacionó con la torre albarrana de Antequera, que se encontraba a pocos metros y que, además, tenía un par de arcos (entonces cegados) en su estructura, pero que en realidad sólo eran un paso bajo la torre (el paso habitual en todas las torres albarranas), pero que no comunicaban con el interior de la ciudad ni atravesaban la muralla, como ya publicó D. Pedro Román ¡en 1942! "Cuando tuve ocasión de penetrar en la habitación construida en la parte baja de aquella torre, resultó que no existía tal puerta; es, sencillamente, una torre albarrana, idéntica a la del castillo de San Servando, aunque con paso junto al muro". Dichos arcos cegados fueron reabiertos en la última restauración, recuperándose el paso original bajo la torre albarrana.

El error de D. Francisco de Pisa fue dado por bueno por otros autores, que lo fueron reiterando, como el vizconde de Palazuelos o D. Sixto Ramón Parro. Ya en el S. XX quedó claro que la torre de Antequera no era la puerta de Almofala, como primero afirmó D. Pedro Román, que lo publicó en los años cuarenta del pasado siglo, y después D. Julio Porres, en los setenta.

Y en efecto, a comienzos del S. XXI la arqueología vino a darles la razón. Habiéndose emprendido tareas de restauración en el torreón adyacente a la Puerta Nueva, por la Escuela Taller Municipal y bajo la dirección arqueológica de D. Arturo Ruiz Taboada, en el interior de dicho torreón apareció, allá por 2002, una escalerilla oculta por los siglos que hizo pensar que la construcción continuaba varios metros por debajo del nivel actual de la calle. Desescombrado y consolidado lo que al principio se creyó un mero sótano, resultó ser en realidad la parte interior de una puerta medieval, que aún estaba allí, incluyendo los restos de su portón de madera y su cerrojo: Se había localizado la desaparecida Puerta de Almofala, o del Vado. Aunque en su momento se propuso desenterrarla, al estar muchos metros por debajo del nivel de la calle sería necesaria una difícil y muy costosa intervención, que implicaría además expropiaciones y demoliciones de algunas viviendas, el rebaje de la calle de la Carrera, al exterior de la muralla, y de la plaza de la Puerta Nueva, al interior de la misma, y la consolidación de la muralla. Por todo ello nunca se planteó en serio su ejecución, aunque la puerta puede visitarse desde dentro, accediendo al torreón y luego bajando por la escalerilla de comunicación.


Vista interior de la Puerta de Almofala o del Vado (Fotografía del gran David Utrilla).

Así pues, en 2002 quedaba confirmado arqueológicamente lo que ya había adelantado cuadro decenios atrás D. Julio Porres: Que la Torre de Antequera no era la Puerta de Almofala. "Siempre creímos inaceptable la explicación tan repetida (...). Si el torreón de que tratamos fuera la puerta que citan los Anales, mucho antes que éste se inundaría la Puerta Nueva, casi cinco metros más baja de cota. Cuando entra agua por la ventana de un piso principal, nadie decide cerrarla y abrir en su lugar la del sótano". Y agregaba "El fallecido don Pedro Román fue el primero en descubrir que la supuesta Puerta de Almofala no era más que una torre albarrana"

Pese a ello, cuando en 2007 la torre albarrana de Antequera fue declarada BIC por la Consejería de Cultura de Castilla-La Mancha, fue inexplicablemente registrada como "de Almofala", sin querer saber que la verdadera de Almofala (es decir, del Vado, que es lo que Almofala significa) está en la misma calle, a tan sólo 120 m., habiendo sido identificada arqueológicamente sin duda alguna cinco años antes. Y bajo ese nombre erróneo de Almofala se la sigue conociendo mayoritariamente, y sin que las autoridades competentes en Cultura y Turismo se hayan molestado en subsanar el error.

Para saber más:

GARCÍA CANO, José. "La olvidada puerta del Vado". En: Leyendas de Toledo. 2019. Disponible en web.

PORRES MARTÍN-CLETO, Julio. Historia de las calles de Toledo. Toledo : Diputación Provincial, 1971. 2 vols. Toledo : Zocodover, 1982 y 1988. 3 vols. Toledo : Bremen, 2002. 4 vols.

PORRES MARTÍN-CLETO, Julio. "Ha nacido una puerta". En Toletum, ISSN 0210-6310, Nº 47, 2002, págs. 181-196. Disponible en web.

ROMÁN MARTÍNEZ, Pedro. "Los restos de construcción romana del puente de Alcántara", en BRABACHT, nº 58, 1942, pág. 6. Disponible en web.

RUIZ TABOADA, Arturo. "Aproximación al estudio del recinto amurallado de Toledo: El descubrimiento de la Puerta del Vado" En: Tulaytula: Revista de la Asociación de Amigos del Toledo Islámico, ISSN 1575-653X, Nº. 9, 2002, págs. 55-82. Disponible en web.

RUIZ TABOADA, Arturo, y Jacobo FERNÁNDEZ DEL CERRO. La puerta del Vado de Toledo. Toledo : Pareja, 2009. 231 p. ISBN 9788495453648. Disponible en web.

TORREBLANCA, Joaquín. "Toledo, entre la Torre de Antequera y el popular Barrio de la Antequeruela". En: El Sol de Antequera. Disponible en web.

UTRILLA, David. "La Puerta del Vado". Disponible en web.